miércoles, 24 de febrero de 2010

Concurso de micro relatos para el Dia del Padre

Queridos amigos,

El próximo 19 de marzo es el Día del Padre en España, con motivo de la festividad de San José.

Nuevamente, por generosidad de Marcos Salamanca, os ofrecemos la posibilidad de ganar un Jamón Ibérico de bellota, DO Guijuelo, a través del concurso en la página del gastrónomo, como hiciéramos en Navidad.

En este caso os proponemos algo diferente. Tras el éxito del concurso de recetas, nada menos que 88 recetas participantes, con motivo de estas fechas os invitamos a participar escribiendo un micro relato.

Para poder entrar en concurso debéis escribir un pequeño texto, de hasta 15 líneas como máximo, en el que nos contéis alguna historia real o ficticia relacionada con el padre, o con el abuelo, (que también es padre), o con un amigo, (en su figura de padre), os implemente algo que esté relacionado con la figura del padre de cara a una fecha tan señalada.

No es obligatorio que el tema gire en torno a la gastronomía, pero siempre que se use y este bien ligado, será un “plus” a la hora de tomar la decisión final y dar a conocer al ganador.

Hay dos vías para participar:

1ª: Enviar vuestro relato a la dirección de correo: concursomarcossalamanca@gmail.com, dejando también una referencia, como vuestro nombre o apodo y algo que nos facilite vuestra localización, (teléfono fijo o móvil, o bien una dirección de correo electrónico). Nosotros colgaremos el texto y os confirmaremos que se ha subido respondiendo al correo enviado.

2ª.- Pinchar en “comentarios”, bajo este texto, y escribir esa historia breve. No olvidéis dejar una referencia que nos permita contactar con vosotros por si resultarais ganador. Para que no aparezcan los datos de contacto en la pagina, (para aquellos que no quieran que consten), quien opte por esta segunda vía deberá firmar su texto con un nombre propio o apodo, y enviar a la dirección del punto 1º un correo electrónico reseñando el nombre del texto y dichos datos.

El plazo para participar terminará a las 12:00 horas del jueves 18 de marzo.

Seleccionaremos 5 textos finalistas y Marcos Salamanca decidirá cual es el ganador.

Lo daremos a conocer en el programa A cielo abierto, de la Cadena COPE, en la madrugada del 18 al 19 de marzo.

Mucha suerte para todos los que decidáis participar, y ¡ánimo!

8 comentarios:

  1. En mi generación la figura del padre era punto de referencia de la vida familiar. Mi padre, del que conservo con orgullo un indeleble recuerdo, emanaba una autoridad natural que no necesitaba de imposiciones; infundía respeto, nunca temor, - “respeta si quieres ser respetado”, repetía cientos de veces-, y me transmitió unos valores, universales e intemporales, que yo he intentado también hacer llegar a mis hijos: trabajo, tesón, honradez y sinceridad.

    Mi padre fue compañero de juegos en mi infancia, cómplice en mi juventud y, siempre, mi mejor amigo. Siendo yo adolescente, ¡que mal rato pasó aquel día en que se decidió a explicarme, con su mejor voluntad, los misterios del sexo…! Me fue arrebatado demasiado pronto, apenas convertido en propietario del pequeño comercio de “ultramarinos y coloniales”, como se decía entonces, en el que había trabajado como empleado toda su vida, y sin poder conocer siquiera a su primer nieto.

    Recuerdo con nostalgia aquella tienda, hoy desaparecida, en un barrio castizo de Madrid; el escaparate rebosante, la bomba de manivela para despachar el aceite –que se vendía a granel- , el jamón colgado “sin gordo, nada salado…”, el olor a café recién molido… Los tiempos cambian, y no osaré decir que aquellos fueron mejores. Pero fueron los míos. Y yo, hoy todavía, sigo hablando un rato con mi padre todas las noches, antes de dormir…

    FJG

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  2. TAN SOLO UN MOMENTO

    El día en el que te marchaste, un amigo de los de antes, me confesó entre copas que el tiempo siempre juega a nuestro favor. Porque si las agujas del reloj se parasen, moriríamos todos con él. Y hoy, estuvo la muerte buscando entre mis cartas y mis libros, recordando las veces que he querido volver a tocarte y acercarme un poco más a ti. Pero a pesar de mis sombras, soy consciente de lo lejos que te encuentras. Tan lejos y tan cerca, porque si pudiera tenerte más tiempo del tiempo que tengo, me atrevería a romper el silencio y detenerte en el tiempo.

    Me regalaste 22 años de matices, convirtiendo cada gesto, cada palabra, en mi epidermis, un estrato lúcido de mis entrañas. Un relleno de valores que compone cada poro de mi cuerpo, al que trato cada día de cerrar el paso y no perder ni una gota de lo que como padre y como persona, dejaste en mí. Y aunque lo sabes, hoy quiero decirte que si pudieras seguir a mi lado tan sólo un momento, sería capaz de volver a mirarme y morir en tu encuentro. Feliz día del Padre, papa. Te quiero. Allá donde estés.

    Jose Luis San Román

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  3. Pues bien, que mejor relato que vincule la gastronomía con la figura
    paterna, que la de la primera receta que sus hijas de 3 años (mellizas) le
    han preparado!!

    Tomar nota:

    Se pone un mantel de plástico con motivos navideños (si, se que estamos
    en marzo, pero .... hay que dar uso a lo que se tiene) en el suelo de la
    cocina y se pide encarecidamente a las dos niñas que se sienten en el
    suelo para iniciar la faena. Tiempo aproximado : 30 minutos.
    Se abre la nevera y se cogen 3 platanos y unas fresas. Se cierra la
    nevera, intentando evitar pillar los dedos de las cuatro manos que
    misteriosamente aparecen encima de los bombones que cuelgan del lateral
    de la puerta. Tiempo aproximado : 15 minutos.
    Se parten los platanos y a las fresas turnando el cuchillo de plastico
    entre ambas niñas en cada uno de los cortes. Tiempo aproximado : 1 hra.
    Se exprimen dos naranjas y un limón y se vuelca sobre la fruta : Para
    ello, se coge una silla, se sube a las dos niñas en la misma en
    equilibrio, mientras sujetas a ambas, alargas la mano y coges el
    exprimidor y consigues que entre las 3 manos - madre + niña + niña -
    alguna de las gotas exprimidas caiga dentro del vaso preparado a tal
    efecto. Tiempo aproximado : 1 hra.
    Finalmente se vierte un poco de azucar sobre la macedonia y listo para
    meterlo en la nevera, logicamente entre las dos niñas y la madre rezando
    porque no vuelquen el contenido en el suelo.... Tiempo aproximado : 30
    minutos

    Hay que añadir al periodo de preparación los últimos 45 minutos que se
    tarda en convencer a las niñas de que la receta ya se ha acabado ....

    De modo que en un tiempo record de 4 horas tienes preparada un rico postre,
    un entretenimiento genial para las enanas y la cara del PADRE cuando ve el
    postre ..... que no tiene precio!!!!!

    SALUDOS!!

    PD: Con ese jamoncito las tengo entretenidas 1 mes!!!!

    MJS

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  4. Me parece verte rodeado de tus hijos esperando con alegría y expectación el final de aquel delicioso jamón que con tanta maestría sabías cortar.Y esa alegría era porque, al terminar el jamón, tú sacabas el deseado “chupa-chups” que rifabas entre tus hijos.
    Para los que lo desconocen, esa parte del jamón está situada en la caña de la pata, mas cerca de la pezuña y está formada por un hueso con una bolita de jamón en su extremo, que está deliciosa.
    Esta parte del jamón, desconocida para muchas personas, tiene mucha importancia en uno de los pasos mas difíciles en la alimentación del niño pequeño como es el paso del alimento dulce al alimento salado.
    El paladar del niño pequeño está acostumbrado al sabor dulce y muchas veces rechaza el sabor salado, pués bien, mi padre así nos ayudó a dar ese paso, chupando jamón.
    Siguiendo tus enseñanzas, tambien mis hijos han degustado y saboreado el famoso chupa-chups y han recordado con mucho cariño al abuelo en ese momento único del fin del jamón. Sirvan estas letras para demostrarte el cariño de tus hijos y nietos en el día del padre, ahora que ya no estás entre nosotros.

    LN

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  5. Cuando se abrió la puerta, la cazadora vaquera lanzó el manojo de llaves sobre el sofá de la entrada, mientras desde el fondo del pasillo salían corriendo a su encuentro una camiseta de spider-man, unas gafas azules y tres trenzas morenas con lazos rojos. Fueron avanzando por el pasillo entre besos y saltos de alegría hasta llegar al gran iglú blanco de la cocina al que arrebataron el tesoro que custodiaba refrigerado en su interior. De inmediato, las miradas de seis ojos y unas monturas azules se centraron en las grandes manos que cortaban unas rodajas redondas, rojizas, finas y brillantes. Las repartía en aquellas manitas que lentamente se deslizaban acariciándole con suaves chorretones de felicidad.

    EG

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  6. Mi padre era un enamorado del fútbol y nada le hubiera hecho más feliz que haber podido compartir conmigo esa afición: leer juntos el Marca los domingos por la mañana; discutir sobre árbitros y fichajes, lamentar nuestra mala suerte cuando la pelotita no hubiera querido entrar y paladear juntos las mieles de la victoria. Ese tipo de vínculo especial que puede llegar a establecerse entre padre e hijo cuando ambos comparten una misma pasión.

    Sin embargo, de niño, no mostré ningún interés por el deporte. Era un crío adelantado a mi tiempo: me pasaba las horas muertas leyendo libros sobre dinosaurios (cuando aún no se habían convertido en el bum que son ahora) y viendo películas de monstruos japoneses (que eran las que ponían en sesión doble) en el cine de mi barrio.

    Él nunca se lamentó; se limitó a sufrir su frustración en silencio.

    Hasta que un viernes comenté, durante la cena, que al día siguiente había quedado con mis amigos para jugar al fútbol. Mi padre no dijo nada pero años después supe, por mi madre, que aquella revelación le pareció, poco menos, que una señal divina: ése sábado, mi padre fue, sin decir nada a nadie, a ver jugar a su hijo con la secreta ilusión de descubrir que había estado criando al nuevo Alfredo Di Stefano. No tardó mucho en regresar a casa, hundido. Lo único que comentó fue que yo no jugaba al fútbol; sólo le daba patadas al balón.

    Ahora, por elipsis narrativa (o sea, que me voy a saltar la parte que no nos interesa) viajaremos un año hacia adelante en el tiempo. A mi padre le encantaban los fogones y las sartenes (hacía la mejor paella que he probado nunca) y por aquella época se compró un radiocasete nuevo. Cada sábado por la mañana se encerraba en la cocina y para preparar bocadillos de gallinejas (que despedían un olor que aún hoy me parece nauseabundo) escuchando a todo volumen sus cintas de Bambino (para los iniciados, un excelso cantaor)y Juanito Valderrama. Yo, separado del infierno por un fino tabique, podía mitigar los quejíos flamencos y las penas del emigrante con sendas bolas de algodón en los oídos, pero para el aroma a fritanga no podía aplicar la solución del algodón porque me ahogaba. Así fue como empecé a inventarme falsos partidos con mis amigos; cualquier cosa con tal de escapar de aquel Vietnam salido de "Cuéntame". Me dedicaba a dar paseos por las canchas del colegio, viendo cómo se divertían los demás y yo, pensando en mis cosas.

    Uno de esos días de exilio voluntario faltó un chico en el equipo de baloncesto y me pidieron que les echara una mano, porque si no, no les permitirían jugar. Poco a poco fui aficionándome y,lo que al principio fue sólo una coartada, acabó convirtiéndose en una pasión mayor que la de mi padre por el fútbol. El baloncesto me ha acompañado desde entonces; no he dejado de jugar en treinta años, he hecho grandes amigos, he entrenado, me ha formado como persona...

    Gracias al flamenco y a las gallinejas, mi padre me inició en el deporte. Lástima que él no tuviera tiempo de saberlo; se habría sentido orgulloso. Quiero pensar que, allá donde esté, sigue torturando a los demás con sus cintas de Bambino y sus buenas raciones de casquería.

    La vida, tiene caminos muy extraños.

    Juan

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  7. Subíamos los dos callados a intervalos. Mi padre con las manos en los bolsillos de su abrigo negro que le llegaba casi hasta los tobillos y que le daba ese aire de clérigo bueno. Yo le miraba de lado, casi a hurtadillas, con las luces de las farolas recorriendo su cuerpo hasta alargar su sombra. “Éste es mi padre” pensaba. Y repasaba sus contornos cuando le hablaba, y le miraba mientras se recortaba su perfil en la tarde cerrada. Habíamos pasado mil veces por allí: subir las cuestas, poblada, la primera, de luz, la segunda, que se torcía hasta alcanzar el parque, iluminada por un eco de luces cercanas. Y las baldosas enchicladas de un gris plomizo del parque que recorrían el espacio hasta alcanzar la iglesia. Aquella iglesia deforme dedicada a San Ignacio de Loyola y que se sabía iglesia por la costumbre heredada de los fieles y por algunas cruces barnizadas y perfectas, se encontraba repleta, a rebosar, y vomitaba continuamente a quien quisiera penetrar en su cemento como si viera entrar, hecho cuerpo y sangre, al diablo. En un altillo del terreno, en el extremo trasero de la arquitectura, veíamos a los concurrentes con esa mezcla de tristeza serena, acompañada de palabras comunes y algún chiste. Es extraña esa sensación de irrealidad en algo tan real como un entierro. Los ojos, el pensamiento, van a los lugares más recónditos del miedo. Lugares que escondemos pero que vuelven de golpe para volcarnos esa amargura profunda
    Y pensaba que algún día, que quizá algún día, que algún día quizás, estaría alguien en ese altillo viendo a esa misma gente con las mismas caras esperándome a mí, viéndome a mí llorar por mi padre.

    DD

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  8. Silencio absoluto, no se mueve ni un alma, no sientes nada, estás en la más absoluta nada, hasta que un sonido corto agudo te llega desde la otra punta de la casa. ¡PAPPPPIIIIIIIIIIIII!. Empiezas a notar que estas debajo de una funda nórdica, calentito, algo dice que estas vivo, pero eres incapaz de abrir media pestaña, ante tu falta de respuesta, la voz vuelve a carga con más fuerza. ¡¡¡¡PPPPPPAAAAAAAAPPPPPPPPPIIIIIIIIII!!! Esta vez consigues entreabrir el ojo, ruedas sobre la cama envuelto en el edredón para acercarte al reloj-despertador de la mesilla. No te lo puedes creer 7:23 de la mañana. La voz se intensifica y a coro con su hermana, cogiendo aire, vuelve a retumbar en tus tímpanos la musiquilla celestial, ¡¡¡¡¡¡PPPPPPPPPPAAAAAAAAPPPPPPPPIIIIIIII!!!!!!!!
    El sonido te sacude, y las neuronas empiezan a entrelazarse, sus circuitos se empiezan a conectar, y piensas que hoy no es día laborable, que es muy pronto, pero antes de que puedas seguir con tu trama, 4 ojos que levantan poco más de 95 cm del suelo te están mirando fijamente a la cara y lanzan un “FELICIDADES PAAAAPIIIII es tu día”. Antes de que puedas dar las gracias, pasan a la acción “Tengo hambre me haces el desayuno”, giras para mirar a su hermana y ésta asiente con la cabeza. Desde la otra punta de la cama, como si hasta ahora la película no fuera con ella se oye. “Papi es tu día, dales de desayunar y entretenlas un poco mientras yo me despierto.
    Es tu día y quieren estar contigo. Pero salid rápido de la habitación, que sino me despertáis”.
    Mientras te diriges a la cocina al mando de la tropa, vas pensando y donde están aquellos días de SAN PEPITO en casa de mi mami sin levantarme a las 7:23. Al fin y al cabo, también era mi día.

    ¡FELIZ DÍA DEL PADRE!

    JM

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No podía faltar

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La foto de familia